Aimogasta

A 115 kilómetros de La Rioja, se encuentra la ciudad de Aimogasta, declarada Capital Nacional del Olivo y cabecera de Arauco, la principal zona productora de aceitunas y aceite de oliva de la Argentina. Con su Olivo Cuatricentenario y hotelería de nivel, es un buen lugar para hacer base y recorrer la zona.

El departamento Arauco cuenta con dos atractivos destacables. Uno es la Hostería de Termas Santa Teresita, un complejo que cuenta con aguas termales que, en varias piletas, alcanzan temperaturas de hasta los 46°C y tienen propiedades sedantes y tónicas, especiales para estimular  las defensas naturales del organismo. Son beneficiosas para personas que sufren enfermedades óseas como el reumatismo, ciática y gota, así como para enfermedades de la piel, al igual que sedantes del sistema nervioso y vascular.

El parque tiene quinchos con mesas y sillas para permanecer al aire libre. Posee 18 habitaciones equipadas con aire acondicionado y pileta con inmersión en baño privado, tiene un restaurant con servicio de almuerzo y cena. Ofrece además atención terapéutica en masajes holísticos, trekking por bosques de algarrobos y paseos en Unimog por palmerales centenarios.

Otro lugar que merece la pena conocer es Vientos del Señor, centro de carrovelismo ideal para visitar con la familia. A 90 km de La Rioja por ruta provincial 75 y a 30 km de Aimogasta, posee características casi únicas en la Argentina, ya que el predio situado en El Barreal tiene una extensión de 7 km de largo por 4 de ancho, con suelo arcilloso casi liso y totalmente ideal para la práctica del carrovelismo y kitebuggy. Además posee un complejo preparado para recibir a sus visitantes con asadores individuales, quinchos y hornos de barro.

En el mismo complejo se puede obtener todo el equipo para la práctica de estos deportes con personal altamente capacitado.
Muy cerca de allí se encuentra el Señor de la Peña, una gran roca en la cual se ve un perfil humano que la religiosidad popular le atribuye a Cristo. En la Semana Santa, allí se realiza una multitudinaria fiesta católica donde la fe se mezcla con el paganismo para convocar a miles de promesantes que llegan en auto, bicicleta, caballo e incluso a pie, para rendir culto a Jesús representado en esa piedra.